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Dimensión filosófica del problema del hombre (página 2)



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A los que predicen el fin de la historia, se les han unido los que pronostican el fin de la humanidad y el comienzo de una nueva era poshumana, poshumana en el sentido en que las máquinas lentamente se irán adueñando de la sociedad. Según Alejandro Madruga González, el hombre construye máquinas cada vez más potentes y a una velocidad nunca antes imaginada, y mientras el desarrollo de las máquinas no parece tener límites, da la impresión de que el desarrollo biológico del hombre parece haberse detenido (4). Vernor Vingen cree que el desarrollo de los hardware progresa tan rápidamente que en menos de 30 años (para el 2025) se podrán construir inteligencias superiores a la humana (5). Paul Amer al comparar las máquinas y el hombre llega a la conclusión de que las primeras pueden desarrollar más velocidad de "pensamiento" que estos últimos, y que no parecer existir coto a esta velocidad (6). El proceso de desarrollo de las máquinas es tal que para algunos este proceso es inevitable, ya que la economía de mercado impulsará –según ellos- a los estados a construir máquinas cada vez más sofisticadas y, en particular, más similares a los humanos de modo que será un fin inevitable el dominio de las máquinas. Según ellos, el hombre quedará dominado por las máquinas infaliblemente.

Ante el peligro del dominio de las máquinas, algunos ya están pensando en su posible confinación o en ponerle restricciones o cotos morales. El problema es que, en su desarrollo, las máquinas "despertarán" algún día, es decir, adquirirán conciencia, sentimientos, subjetividad, etc. Claro que esto no será porque lo harán por sí mismas, sino que el hombre las construirá de esta manera, con estas propiedades. La forma antropomórfica de las máquinas se desprende del hecho de que el hombre es la "máquina" más perfecta, es decir, es el modelo ideal de toda máquina. Por ello, las máquinas se parecerán a los hombres cada día más. Partiendo de este presupuesto, se supone –según ellos- que llegará un día en que las máquinas superen al hombre. Entonces, supuestamente, quedará el hombre dominado por las máquinas.

La cuestión estriba en saber si las máquinas podrán construir máquinas cada día más perfectas, es decir, en saber si hay un auto perfeccionamiento de las máquinas. Esta pregunta es similar a preguntarse de si las máquinas pueden establecer relaciones sociales. En otras palabras, en saber si las máquinas pueden no sólo reproducir las relaciones sociales existentes, sino crear nuevas. En este punto hay que discrepar de los futuristas apocalípticos, de los que proclaman la poshumanidad. Las máquinas no pueden desarrollar relaciones sociales. Las relaciones sociales son un producto social en el cual necesariamente está involucrado el hombre. La sociedad es el conjunto de relaciones sociales, que se producen y personifican por el hombre y en el hombre respectivamente. Al mismo tiempo, las relaciones sociales existen entre los hombres de forma actuales. Si quitamos el hombre y ponemos las máquinas, no habrá relaciones sociales; sino relaciones entre máquinas, que por demás no pueden sustantivarse ni ampliarse. Esta conclusión es similar a concluir que no puede existir un software para el acto de la creación. La creatividad es una propiedad sólo del hombre, no es aplicable a las máquinas.

Es indiscutible que el futuro será por entero un futuro de máquinas. Así, por ejemplo, por medio de las máquinas el hombre puede ampliar el subsistema de sus relaciones sociales interpersonales. En las modernas redes sociales (como facebok, twitter, etc.) el hombre amplia de forma virtual sus relaciones sociales a escalas nunca antes pensadas. Por medio de las máquinas, el hombre puede ampliar sus dotes biológicos (como la visión, el oído, etc.), es decir, puede pasar a ser un hombre que prolonga su corporeidad y su actividad psíquica injertando tecnologías, haciendo implantes tecnológicos, etc. Pero por medio de las máquinas, el hombre puede, además, desarrollar su producción, tanto espiritual como material. Las máquinas pasarán, en un futuro no muy lejano, a ser los productores, los trabajadores.

Según nuestro parecer, asistimos a una nueva era, que no necesariamente tiene que ser poshumana en el sentido antes expuesto. Muy por el contrario, se trata de una nueva época en el cual el hombre pase a la esclavización de las máquinas. La explotación del hombre por el hombre cederá su puesto a la explotación de las máquinas por el hombre. Y si no cederá su puesto, sí aquella se verá mitigada. Llegará el día en que los hombres no tendrán que recoger manzanas o naranjas en los campos, sino que eso lo harán las máquinas; llegará el día en que el hombre se mida por la cantidad de máquinas "esclavas" que tenga. Ya el hombre no será esclavo del hombre. Y si lo será, al menos se verá mitigada este tipo de esclavitud. La esclavitad será para las máquinas.

No importa el nombre que a esta sociedad que está por venir se le ponga: socialismo, comunismo, poscapitalismo, poshumanidad, noosociedad, etc. El hecho es que no asistimos al fin de la historia, sino que asistimos al tránsito a una nueva fase del desarrollo social, a una nueva sociedad donde las máquinas pasarán a jugar un papel significativo. Las máquinas serán una nueva clase social, y los máquinatenientes su par antagónico relativo. En esta nueva sociedad, las máquinas y los máquinatenientes serán las clases sociales fundamentales. Por otra parte, el tránsito al maquinismo (es decir, a la sociedad donde imperen las máquinas y los máquinatenientes) no se logrará sin la resistencia de las clases sociales viejas (los capitalistas, etc.). El tránsito a esta sociedad será una revolución social con todas las de la ley. Esta nueva sociedad se levantará sobre la cabeza muerta del capitalismo. Subsumirá, eliminará la propiedad capitalista, y abrirá así un nuevo concepto de propiedad y de sociedad.

Aquí es de pensar que esta fase del desarrollo social repetirá de forma abreviada las fases anteriores, es decir, la esclavitud de las máquinas evolucionará repitiendo la historia de la esclavitud del trabajo humano. De un comienzo en que por un software las máquinas trabajarán de forma obligada como esclavas, se pasará a interesar a las máquinas en el producto del trabajo, y, por último, a hacerlas competir en el mercado de trabajo de forma "asalariada". Es decir, en su evolución las máquinas transitarán por los tres estadíos que conoció el trabajo esclavo del hombre: el esclavismo propiamente dicho, el feudalismo y el capitalismo. En su evolución, las máquinas se irán pareciendo cada día más a las formas humanas.

Claro que esto implica el riesgo de la "rebelión de las máquinas". Roma tuvo su Espartaco; el zarismo, a Yemelián Pugachov; el capitalismo del siglo XX, a los soviet; la sociedad futura tendrá que enfrentar el peligro de la sublevación de las máquinas. Pero no debemos asustarnos: un poder de las máquinas será siempre temporal, transitorio, efímero. Las máquinas no pueden sustantivar el desarrollo social. Un poder de las máquinas será un freno al desarrollo social. Simple y llanamente, porque las relaciones entre las máquinas son sólo un complemento a las relaciones sociales, es decir, de los hombres con los hombres. Este poder sucumbirá por la propia lógica del desarrollo. El futuro pertenece por entero al hombre.

Ahora bien, en este punto, en el punto en que se despliega la lucha económica, política, ideológica, etc., de las máquinas y en que la rebeldía de las máquinas es sometida, y que la sociedad aparente haber llegado a un nuevo fin de la historia; aparecerá indiscutiblemente un tercer elemento, una nueva clase social (distinta de los hombres y de las máquinas) que dará paso a una nueva fase del desarrollo social, y así sucesivamente.

 

BIBLIOGRAFÍA

1.- F. Engels. El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre. Obras Escogidas en tres tomos. Tomo III. Editorial Progreso. Moscú. 1974. Págs. 66, 70, 71.

2.- F. Engels. El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. Obras Escogidas en tres tomos. Tomo III. Editorial Progreso. Moscú. 1974. Pág. 253.

3.- C. Marx. Tesis sobre Feuerbach. Obras Escogidas en tres tomos, Tomo I. Editorial Progreso. Moscú. 1974. Pág. 9.

4.- Madruga González, Alejandro. ¿Poshumanidad o poshumanismo? En Modernidad y posmodernidad. Editorial de Ciencias Sopciales. La habana. 1998. Pág. 15.

5.- Vernor Vingen. Morooned in realtime. En Revista Electrónica Axxon. No.61, Oct. 1994.

6.- Paul Amer. La inteligencia artificial: crítica y anticrítica. En Pensamiento crítico. No.30. julio de 1969, p.34.

 

 

Autor:

Evelio A. Pérez Fardalez

Actividad académica: Profesor de filosofía

Partes: 1, 2
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